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Candombe de Resacas

 Quién te ha visto y quién te ve, 
 piensa un chabón frente al espejo, 
 examinándose. 
 Se acaba de levantar, 
 tiene el pelo amotinado 
 y los ojos para atrás. 

 La resaca lo vigila desde la almohada vacía 
 mientras mete manotazos en el culo de la piba 
 que, acostada boca abajo, ni se entera. Está dormida. 
 ¡Adivina, adivinador! ¿Quién hizo quilombo anoche? 
 ¿Quién prendió el televisor y perdió el control remoto? 
 ¿Por qué hay tanto vidrio suelto, todo de color marrón? 
 ¿Y ese olor a cenicero de dónde mierda salió? 

 Un candombe en la cabeza que no es para bailar 
 por más agua que le tira no lo puede hacer sonar, 
 un tambor en las entrañas no para de repicar. 

 Media vuelta, rapidito, y la mano a la pared, 
 va a escupir un real envido y es mejor tenerse en pie, 
 si le pifia al inodoro después tiene que limpiar. 

 Ahora hay que buscar la toalla (la que ayer dejó caer), 
 la muy turra está escondida bien abajo del bidet. 
 Si hay un Dios es Aspirina, sy hay un Cristo hay un Café. 

 En la puerta está la piba (está un poco mejor que él), 
 con sus dos tetas lo mira, no soy yo quien vos querés, 
 no te quemes la cabeza por un poco de placer. 

 Tanta cara de boludo, te estás pareciendo a mí, 
 si no fueras un reflejo diría que estoy ahí. 
 No te aguanto la mirada, no estoy para discutir. 

 Letra: Diego Bozzalla 

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